Por fin llegaron mis vacaciones, voy a estar unos días desaparecida, y es por ello que hemos tenido que adelantar la celebración del cumpleaños de mi suegro que es el día 30 y el de mi marido que es el día 3. Elegí para prepararles esta tarta tipo mousse que se la vi el otro día a Paula, del blog Con las zarpas en la masa, porque me encantó su textura y me intrigó su sabor. Y después de probarla he de decir que se trata de una tarta con sabor a nutella, pero no muy marcado, y nada empalagosa.
- Para la base:
- 150 gr. de galletas maría
- 75 gr. de mantequilla derretida
- Para el relleno:
- 300 gr. de Nutella (se puede cambiar por Nocilla)
- 5 hojas de gelatina
- 1/2 vaso de leche
- 500 ml. de nata para montar
- 2 claras de huevo
- Para la cobertura:
- 75 gr. de chocolate de cobertura
- 75 ml. de nata
- 30 gr. de mantequilla
- Almendras crocanti para decorar
PREPARACIÓN:
Trituramos las galletas y mezclamos con la mantequilla derretida, con ella forramos la base de un molde de 18 o 20 cm. (el mío era de 18, pienso que puede salir más bonita en uno de 20), al que le habremos puesto papel de hornear. Reservamos en el congelador mientras preparamos la tarta.
Ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua fría. Derretimos la nutella al baño maría. Calentamos la leche e hidratamos la gelatina en ella, añadimos la mezcla a la nutella y dejamos enfriar.
Montamos la nata con la ayuda de unas varillas y reservamos. También montamos las dos claras hasta que al darle la vuelta al bol el merengue no se mueva.
Mezclamos primero la nata con la nutella, con movimientos envolventes, y después también añadiremos el merengue cuidando que no se baje. Sacamos el molde del congelador y vertemos la mezcla. Metemos en el frigorífico hasta que nos cuaje.
Cuando haya cuajado prepararemos la cobertura, para ello calentamos la nata y le añadimos el chocolate y la mantequilla hasta que se disuelva todo. Vertemos la mezcla por encima de la tarta y volvemos a meter en el frigorífico hasta que cuaje. A la hora de servir la sacamos y adornamos con el crocanti. Entonces la desmoldamos con mucho cuidado. Y a disfrutar de ella.
Como ya os he dicho antes, después de pasar todo el verano de vacaciones en casa (afortunadamente aquí donde vivo podemos estar casi medio año en la playa), pero sin vacaciones en el blog, voy a desconectar unos diez días, ya que me voy a descansar de los fogones y de todo a un lugar donde estar tirada en una tumbona 8 horas al día, entre cervecita y cervecita. A lo mejor no son las mejores vacaciones deseadas, pero con niños sólo puedo pensar en ese tipo de destinos, así que los niños al miniclub, mi marido a la barra del bar y yo a la tumbona de la piscina en compañía de un estupendo libro, ¿se puede pedir más?.
También buscaré un hueco diario para pasear por esta maravillosa playa.
Y aquí lo único que voy a leer durante una semana, aunque con estos tiempos modernos, y teniendo internet en el móvil, no se si podré resistirme a pasar por vuestras cocinas, aunque sea sin comentar, que el teclado del móvil es un auténtico coñazo, ja,ja.
Pues lo dicho, que me voy, aunque antes, esta noche, tendré el placer de conocer a algun@s compañer@ blogueras en una cena muy especial, ya os contaré a la vuelta.
No me olvidéis, no os va a dar tiempo.
Lidia.