No se cómo empezar este post, se me ocurren tantas cosas que decir que es imposible que quede plasmado en unas solas palabras. Antes de nada quería agradecer su tiempo a todas las personas anónimas que pasan por aquí a diario, que son muchísimas, más de las que me podría esperar. Ellas son las que hacen posible que siga cada día intentado que este sitio sea un referente para aquellas personas que aman la cocina tanto como yo. Este año este humilde blog ha crecido en todos los aspectos, y aunque supone mucho trabajo para mi, a veces incluso restando muchas horas de descanso, todo ello se ve compensado con creces. Y por otro lado, a aquellos que si que os hacéis presentes, a mis compañeros blogueros, que sabéis cuántas horas del día se dedican a nuestra pequeña ventanita donde ofrecer nuestras mejores recetas. Sois tantos y todos tan estupendos que sería incapaz de nombraros a todos, aunque con algunos me une un cariño especial, a unos poquitos ya he llegado a conoceros en persona, y han sido momentos inolvidables en este año. A otros espero que  en este año nuevo que llega podamos llegar a conocernos. Y para todos os quiero desear que el 2012 sea un año especial en vuestras vidas, y que todos vuestros momentos sean felices y memorables, que sigamos compartiendo tan buenos momentos alrededor de una mesa y ofreciendo a los nuestros lo mejor que podamos preparar en nuestras cocinas. Y para poner mi granito de arena en este último propósito, os traigo, como casi todos los días, una nueva receta.

Esta receta me enamoró cuando la vi en La tarte divine, y no quería dejarla pasar en estas Navidades, así que el otro día, aprovechando una cena en casa, lo preparé de postre. Y a todos no sorprendió muy gratamente, ya que se trata de un postre exquisito, no muy dulzón, y extremadamente navideño. Lo podéis servir en estas copitas y será una ración estupenda para finalizar nuestra comida. Seguro que nuestros invitados se quedan con ganas de más. Por supuesto que los polvorones que he puesto han sido los míos, aunque si tenéis en casa los comerciales podéis aprovecharlos.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Mónica preparó este helado de forma manual, aunque yo lo hice en la heladera. Os digo como hacerlo en la heladera y luego os pongo las diferencias para los que no tengáis heladera. Lo primero que hay que hacer es mezclar las yemas con los polvorones y la miel, lo hacemos con las varillas manuales o eléctricas, hasta que se disuelva todo el polvorón y no nos queden grumos. Montamos las claras a punto de nieve y reservamos.

Ahora montamos la nata, hasta que nos quede muy dura. Mezclamos con la mezcla de polvorones, miel y yemas con movimientos envolventes. Cuando la nata se haya integrado totalmente, le añadiremos las claras montadas, también con movimientos envolventes hasta que consigamos una mezcla homogéna. Llevamos al frigorífico y dejaremos durante un mínimo de cuatro horas.

Cuando hayan pasado esas cuatro horas como mínimo, sacaremos la cubeta del congelador (que habremos tenido un mínimo de 24 horas) y añadimos nuestra mezcla (hay que ponerla antes de arrancar la heladera, ya que la mezcla está muy espesa y no podremos echarla por el hueco de la tapa). Ponemos en funcionamiento y dejaremos unos 45 minutos o hasta que veamos que ha adquirido la consistencia de helado. Ponemos en un recipiente metálico preferentemente y metemos en el congelador hasta su uso. O podéis hacer como hice yo, lo puse directamente en estas copas, y las tapé con papel de aluminio y fueron directas al congelador, esperando su momento. Con estas cantidades no saldrán unas doce copas como las de la foto. Aunque podremos ponerlas en copas o vasos más grandecitas y tendremos para unos ocho comensales.

Si no tenemos heladera, tendremos que volver al momento de mezclar las yemas con el polvorón. Entonces añadimos la nata montada y metemos en el congelador durante una hora, removiendo de vez en cuando para que no se formen cristales.  Entonces montaremos las claras y añadiremos a la mezcla que teníamos en el congelador. Metemos en el recipiente o en copas individuales y volvemos a congelar. Lo sacamos unos minutos antes de servir (como mínimo quince minutos).

Y con esta receta, la número 284 de este año, me despido, hasta el año próximo (que será la semana que viene), esperando que el año que viene sea en todos los aspectos un año estupendo.

FELIZ AÑO NUEVO.

Lidia.

Como ya os comenté, el pato iba a ser el plato fuerte de nuestra Nochebuena, pero el exceso de aperitivos nos hizo desistir en el intento, y lo dejamos al pobre intacto en la cocina hasta el día siguiente. La anécdota curiosa de la noche es que cuando entró Papa Noel por la cocina de la casa de mi madre y los niños se acercaron a ver qué había dejado, lo primero que encontraron fue al  pobre pato encima de la mesa, esperando su turno, y a mi sobrino lo primero que se le ocurrió decir es que Papa Noel había dejado un jamón, je,je, ...luego, por suerte encontraron sus regalos detrás del sillón. Anécdotas aparte, este pato es una excusa perfecta para reunir a la familia para comer. Como tantas otras recetas que he publicado esta Navidad ésta también la vi en el especial de Navidad de Cocina de Lecturas. A los que nos hayáis probado nunca el pato he de decir que no se parece mucho a la carne de pollo, sino más al jamón en su textura y sabor, así que mi sobrino no iba muy desencaminado. 

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Precalentamos el horno a 160º. Pelamos las zanahorias y cortamos en dados. Lavamos las ramas de apio y cortamos en dados. Lavamos los kumquats y los partimos por la mitad. Reservamos. Limpiamos el pato, retirando todas las plumas y las vísceras y chamuscamos el exterior para terminar de eliminar las plumas más pequeñas. Lavamos y secamos.

Mezclamos la mitad de los kumquats con la mitad de la zanahoria y del apio. Sazonamos con la sal y pimienta y añadimos las hierbas provenzales. Rellenamos el pato con la mezcla anterior y atamos las patas con hilo de cocina, de manera que quede bien cerrado y protegido.

Asamos el pato en el horno, a 160º, durante una hora, retirando parte de las grasa que vaya soltando. Transcurrido la hora, subimos la temperatura a 180º y horneamos 30 minutos más para que se empiece a dorar. Añadimos los kumquats, las zanahorias y el apio restante. Vertemos el vino blanco y el zumo de naranja. Salpimentamos y horneamos otros 30 minutos, regando de vez en cuando con los jugos de la cocción. Sacamos cuando esté doratito y servimos.

Mañana para despedir el año os traeré una receta bien refrescante para estos días todavía navideños.

Lidia.

Se me ocurrió que esta tarta podía ser un buen colofón a la cena de Nochebuena, ya que al ser tipo mousse es mucho menos pesadas que otro tipo de tartas. Para ello busqué una receta que tenía en pendientes, de una de las mayores expertas en tartas tipo mousse de la blogosfera, Carolina, de Tomillo, Laurel y otras cosas de comer. Y como siempre que hago una tarta de las de ella no me defrauda. Estaba muy buena, nada pesada y además con un estupendo sabor a Navidad. La que nos sobró la dejamos para el día de Navidad y estaba aún más buena si cabe.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Derretimos la mantequilla en el microondas y mezclamos con las galletas que habremos triturado o molido. Preparamos un molde (el mío de 22 cm.) y le ponemos papel de horno en la base, el resto del aro lo enmantequillamos. Extendemos la base de galletas y mantequilla y con la ayuda del culo de un vaso vamos extendiendo uniformemente. Reservamos en el frigorífico.

Ahora pondremos a hidratar las hojas de gelatina en agua fría. Cuando veamos que ya casi están pondremos a calentar la leche en un cazo, sin que llegue a hervir. Retiramos del fuego y añadimos las hojas de gelatina y removemos hasta integrar bien. Dejamos enfriar.

Después vertemos los yogures en un bol grande y mezclamos con la crema de turrón, el azúcar y el queso. Batimos con la batidora. Añadimos la leche con la gelatina y seguimos batiendo.  En un bol aparte montamos la nata bien fría hasta que consigamos que esté dura. La añadimos a la mezcla anterior con movimientos envolventes. Vertemos la mezcla dentro del molde que teníamos en el frigorífico y aplanamos la superficie con una espátula. Dejamos en el frigorífico hasta el día siguiente.

Cuando vayamos a servir, añadimos el crocanti por toda la superficie y desmoldamos con mucho cuidado (un método infalible es congelar la tarta unos quince minutos y así desmoldamos con mucha más facilidad).

Os animo a que preparéis esta tarta, es muy rápida y el resultado es estupendo, además de ser un postre más ligero para estas comidas tan copiosas.

Mañana os traeré el pato de Nochebuena que se convirtió en pato de Navidad.

Lidia.

Espero que el primer asalto de estas fiestas lo hayáis pasado sin ningún sobresalto. Nosotros este año hemos racionado de tal forma que no nos ha sobrado nada en nuestras comidas. Ya que el plato fuerte de la Nochebuena, el pato, lo dejamos ese día intacto  (no podíamos más), pero nos sirvió como almuerzo para el día siguiente. Y uno de los entrantes de la Nochebuena fue éste, del que tampoco quedó ni las migajas, sobretodo de ello se encargó mi hermano. Gracias a la gentilieza de Tiendas Osborne pudimos disfrutar de este plato de jamón ibérico de bellota Cinco Jotas cortado a mano y envasado al vacío. Durante estos días, y hasta el 31 de diciembre podéis disfrutar de un 20 % de descuento en los jamones 5 Jotas y además de muchas más ofertas. Así que aún estáis a tiempo de daros un homenaje con este estupendo jamón, considerado uno de los mejores del mundo. Sólo los mejores entre los mejores jamones Cinco Jotas son curados en la primera y original bodega construida por los fundadores de Sánchez Romero Carvajal, para posteriormente con sumo cuidado, ser seleccionados uno a uno por el maestro jamonero durante el proceso de cala y poder ser merecedores de formar parte de ésta extraordinaria y única selección gourmet Cinco Jotas. 

PREPARACIÓN:

Partimos las almendras o las podemos comprar ya sin su cáscara dura, como lo hice yo. Ponemos en una sartén un poco de aceite de oliva, lo suficiente para que no se nos quemen las almendras.

Cuando se haya calentado el aceite añadimos las almendras y echamos sal gorda o flor de sal. Dejamos que hasta que se tuesten un poco las almendras. Sacamos, quitando el exceso de aceite, si lo tiene, y ponemos sobre el plato de servicio. Añadimos un poco más de sal. Y a disfrutar.

Ya habéis visto que fácil es conseguir un aperitivo de lujo, y todo ello casi sin ensuciar la cocina. Probad este jamón y no dejéis de acompañarlo de estas estupendas almendras. No os arrepentiréis.

Si hoy os he traído un aperitivo de Nochebuena, mañana os traeré el postre que tomamos, una estupenda tarta mousse de crema de turrón. No os la perdáis.

Lidia.

Ayer con la Lotería de Navidad dimos el pistoletazo de salida a la Navidad, a esa época en la que la palabra que más escuchamos es la de compartir, compartir sobretodo momentos, momentos con nuestra familia y momentos con los amigos. Los que no tienen la suerte de vivir cerca de ellos aprovechan estos días para estar con ellos, y son pocos los que no pueden compartir esos momentos en estas fiestas. Por ello me gustaría felicitar a todos estas fiestas, con el deseo de que todos podamos compartir esos momentos, vivir momentos especiales, y descubrir cada año que esos son los mejores momentos. En la mayoría de esos momentos tenemos una mesa de por medio, con nuestras mejores galas y nuestros mejores platos, por ello, desde este humilde lugar, la mejor manera que tengo para felicitar estas fiestas es, como siempre, aportando mi granito de arena, con mis platos, esperando que alguno de ellos os haya servido de inspiración, y así poder compartir de alguna forma con vosotros también estas fiestas. 

Hoy para despedirme hasta la semana que viene he querido traer una de las recetas que quizás hayáis visto en muchos blogs, pero que, aún así, he querido traeros, pues se trata de otra variedad de turrón de chocolate que gusta muchísimo, tanto a grandes como a pequeños. La primera vez que lo vi fue en el blog de Olga, de Las recetas de Olguichi, y me encantó, aunque no llevaba arroz inflando y le comenté que yo sí que le pondría. Entonces lo publicó otra Olga, o Kisa, de Cocinando con Kisa,  y ella sí que le puso una capa crujiente, la de chocolate con leche. Así que me decidí a poner sólo una capa crujiente, pues si ponemos las tres capas crujientes conseguiríamos un turrón de unas dimensiones un tanto descomunales. He modificado las cantidades, las de Kisa me parecían pocas, y las de Olguichi muchas.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Ponemos el chocolate negro (o el blanco, si queréis empezar por él) en un cazo al baño maría. Antes de que se haya derretido por completo añadimos 30 gr. de manteca de cerdo, y derretimos completamente. Vertemos en un molde (el mío era de silicona, aunque se puede hacer en uno plum cake, al que habrá que poner papel para que no se nos pegue, o en moldes desechables de aluminio también quedan muy bonitos, como éste de mi amiga Joaquina, de La cocina de los inventos). Metemos en el congelador durante diez minutos. Preparamos mientras la capa de chocolate con leche, y pondremos para ello, en otro cazo, también al baño maría, el chocolate con leche, derretimos y añadimos otros 30 gr. de  manteca de cerdo hasta que ésta también se derrita. Retiramos del fuego y dejamos que pasen unos minutos y echamos el arroz inflado, removemos bien y vertemos esta segunda capa sobre la primera. También meteremos en el congelador durante otros diez minutos.

Ahora prepararemos la última capa, la de chocolate blanco (o negro, si hemos cambiado el orden). Ponemos a derretir en un cazo al baño maría el chocolate blanco, añadimos la manteca de cerdo, los 30 gr. restantes, y dejamos al fuego hasta que se derrita todo. Vertemos sobre las demás capas y metemos en el frigorífico durante unas horas antes de desmoldar. Sacaremos media hora antes de consumir del frigorífico, para que nos sea más fácil partirlo.

Y después de esta receta tan facilita, sólo vuelvo a repetir mis mejores deseos para estas fiestas para todos aquellos fieles que me seguís día a día, tanto los que os hacéis presentes a través de comentarios aquí o en Facebook, y a aquellos que, anónimos, se que estáis ahí. 

FELIZ NAVIDAD.

Lidia.

Este plato se me ocurrió sobre la marcha. Tenía unos entrecots en el congelador, y unos boniatos en la despensa del huerto de mi suegro. Las castañas las vi ya peladas y cocidas en Mercadona y las cogí pensando en alguna preparación para las fiestas. Y a las patatas duquesa ya le tenía yo ganas, después de verlas en muchos sitios publicados. Así que, con estos ingredientes, he terminado preparando un plato estupendo, y que podemos aprovechar para estas fiestas. Aunque lo más sorprendente ha sido la salsa de boniato. Hace un mes la probé junto con cochinillo caramelizado y estaba de lujo, así que pensé que también le podía ir bien a la ternera. Pero es que con lo que nos ha quedado hemos preparado unas tostas con bacalao marinado y ha sido una auténtica delicia. Así que si, aún, tenéis boniatos no dudéis en preparar esta salsita que va muy bien con todo. 

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Pelamos los boniatos, troceamos y asamos en el horno a 200º durante unos 40 minutos. Mientras, pelamos las patatas y las cocemos hasta que estén blandas. Cuando los boniatos estén asados pondremos junto con azúcar (le he puesto 10 cucharillas), y un chorreón de leche, hasta ligar la salsa. Reservamos. Sacamos las patatas y las escurrimos. Pasamos por un pasapurés y mezclamos con las dos yemas de huevo, sal y pimienta. Metemos en una manga pastelera con boquilla rizada y vamos haciendo montoncitos sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Pintamos con huevo batido y metemos en el horno precalentado a 180º durante unos cuarenta minutos, o hasta que estén doradas, y se despeguen de la base del papel con facilidad.

 Mientras, pondremos dos cucharadas de mantequilla en una sartén y cuando se derrita añadimos unas cucharadas de azúcar, esperamos a que se nos caramelicen y añadimos las castañas unos minutos para que se cubran con todo el caramelo. Reservamos. Y ahora salpimentamos los entrecot y ponemos en una plancha a fuego fuerte y los asamos al gusto ( a mi me gustan hechos, aunque a mi marido le gustan en su punto). 

Emplatamos, poniendo un poco de salsa de boniatos (la habremos calentado un poco si está fría) y unas castañas caramelizadas por encima. Completamos el plato con unas cuantas patatas duquesa.

Y esto es todo por hoy, espero que os sirva esta nueva propuesta de cara a las fiestas que ya tenemos encima, y no perdáis de vista esta salsa de boniato que os dará mucho juego.

Lidia.

Siguiendo con las propuestas navideñas hoy toca la gran olvidada en muchas mesas, la ensalada, para mi fundamental casi en todas las comidas, y, como no podía ser menos, también en la cena de Nochebuena. Con tanto exceso sobre la mesa se agradece poder tomar un poquito de ensalada. Y esta no podía ser menos importante, ya que tiene unos ingredientes de lujo, no muchos, `pero todos de lujo. Se trata de otra propuesta sacada de la revista Lecturas Especial Navidad (la cual tengo ya más que amortizada, je,je). Espero que os guste, a nosotros nos encantó.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Lavamos las distintas lechugas bajo el agua, las secamos, troceamos las hojas más grandes y disponemos en la ensaladera (también podemos comprar las que vienen envasadas). Calentamos la cucharada de aceite de oliva en una sartén y doramos los piñones hasta que adquieran un color uniforme. Eliminamos el rabito de los y higos y los cortamos en trocitos pequeños. Agregamos los piñones doraditos y los higos a la ensaladera.

Preparamos una vinagreta con la miel, el vinagre balsámico, el aceite de oliva, la sal y la pimienta. Vertemos la vinagreta sobre la ensalada y mezclamos bien. Cortamos el mi-cuit en virutas muy finas (ese salto me lo he pasado yo, he partido los trozos muy grandes, je,je) y lo repartimos por la ensalada. Servimos.

Pues ya habéis visto lo fácil y rápido que se puede preparar una ensalada de fiesta, así que no renunciéis a una ensalada en las comidas navideñas, nuestro cuerpo nos lo agradecerá.

Lidia.

Supongo que algunos aún no tendréis definido el menú de Nochebuena, si es así todavía estáis a tiempo de preparar este delicioso salmón como primer plato. Se preparara en diez minutos, y se puede tener preparado para meterlo en el horno en el último momento. He puesto salmón salvaje congelado, en esta ocasión de Mercadona, aunque si lo podéis conseguir fresco mejor aún. Con un filete y una plancha de hojaldre tendremos para dos raciones bastante grandecitas, así que en estas comidas tan copiosas podremos poner raciones más pequeñas y aprovechar para tres personas.

PREPARACIÓN:

Descongelamos el salmón. Limpiamos la mitad de las setas y troceamos, ponemos en una sartén con un poco de aceite de oliva y salteamos. Mientras, vamos preparando la bechamel, para ello ponemos la mantequilla y la harina en una sartén y doramos durante unos minutos. Vamos añadiendo poco a poco la leche y removiendo hasta que nos espese, evitando que se nos quemen. Salpimentamos y añadimos la nuez moscada. Reservamos.

Ahora cortaremos la plancha de hojaldre en dos mitades, por la parte más larga. En una de ellas pondremos el filete de salmón, salpimentado, y con la piel hacia abajo. Cubrimos con la salsa bechamel, y añadimos las setas que habíamos salteado (también podremos introducir los tomates cherry cortados dentro, aunque yo no lo hice, pero se me ocurre que también es una buena idea). Cubrimos con la otra parte del hojaldre. He usado por primera vez el chisme que hace los agujeros en el hojaldre, y hace ya casi dos años que lo tengo en casa, la verdad es que la plancha ya no estaba tan fresca (faltaban pocos días para su caducidad, y no tienen la textura que recién compradas) y por ello no me ha salido tan bonito, aunque si no disponemos de este chisme lo cubrimos simplemente con la plancha y podremos decorarla con recortes de masa. Sellamos los bordes del hojaldre, apretando bien y pintamos con el huevo batido.

Metemos en el horno precalentado a 180º, y en una fuentecita pequeña de horno pondremos el resto de setas y los tomates cherry, salamos y ponemos un chorrito de aceite y metemos también dentro del horno. Dejamos aproximadamente 30 minutos, o hasta que el hojaldre esté dorado. Sacamos y servimos.

Espero que os haya gustado esta nueva propuesta para las comidas navideñas. Mañana os traeré otra.

Lidia.