Para mi que las berenjenas y los langostinos forman un binomio perfecto, en cualquier receta son garantía de éxito, y ya son unas cuantas las que yo he preparado con estos dos ingredientes, y además no sabría decantarme por una de ellas, todas son estupendas: Croquetas de berenjenas y langostinos, Berenjenas asadas, berenjenas de rape y langostinos. Así que el otro día, cuando en el blog de Mary, de Cuchillito y Tenedor, vi estas berenjenas a la crema, que eran, según contó Mary, la especialidad del chef  Raimundo,  del Restaurante murciano El Rincón de Pepe, me dije que no iba a pasar del fin de semana, y así fue, el sábado las preparé en casa de mi madre. Y a todos nos encantó este plato.

PREPARACIÓN:

Lavamos, secamos y cortamos las berenjenas en rodajas y salamos.

Mientras iremos preparando la bechamel, para ello pondremos a calentar tres cucharadas de aceite de oliva y en ella pondremos unos cuatro o cinco langostinos con sus cabezas, para que dejen sabor en el aceite. Sacamos y ponemos la harina y doramos un poco en el aceite, añadimos la leche poco a poco (yo la caliento en el microondas, para evitar que la harina haga grumos), removemos con mucho cuidado- Añadimos la sal (luego hay que añadir el jamón así que es mejor quedarse cortos), la pimienta y la nuez moscada y cuando se espese retiraremos del fuego. Entonces añadimos las lonchas de jamón que habremos troceado, removemos.

Ahora iremos montando en una fuente refractaria las capas. Primero pondremos una capa de berenjenas, después añadiremos langostinos troceados, y cubrimos con la bechamel, y así hasta tres veces, acabando con una capa de bechamel. 

Añadimos el queso rallado e introducimos en el horno. 


En la receta original sólo se gratina durante unos cinco minutos, ya que los langostinos están cocidos. Yo los puse crudos, como he comentado, debido a un error y entonces lo que hice fue dejar en el horno 200º y después gratiné durante cinco minutos. Quedó estupendo.

Lidia.

Afortunadamente para mí, que me encantan, ya estamos en tiempo de fresas. En época de fresas no puede faltar en mi cocina aunque sea una pequeña tarrina, y siempre varío la forma de comerlas, con yogur natural, con yogur griego, con azúcar, con leche condensada (¡qué pecado!), con nata, en milhojas con queso mascarpone (podéis ver la receta que puse el año pasado), o incluso en helado, también con queso philadelphia. El otro día, buscando en el frigo con que acompañarlas, se me ocurrió preparar esta mousse con queso cremoso, tipo philadelphia y con nata, poniendo las fresas troceadas debajo. Me quedó un postre estupendo, fresquito (por aquí hay que aprovechar los días soleados) y con una presentación muy coqueta, aunque sólo fuera para nosotros, que también nos tenemos que mimar, ¿no?.

INGREDIENTES (para cuatro vasitos):

PREPARACIÓN:

Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría durante unos diez minutos.

Mientras, comenzamos a montar la nata con unas varillas eléctricas. Cuando este semimontada añadimos poco a poco el azúcar y el queso, sin parar de batir, hasta que se vea bien montada. Reservamos.

Sacamos las hojas de gelatina y las metemos en el microondas durante unos segundos para derretirlas. Añadimos a la mezcla de nata y queso que habíamos montado.

Lavamos las fresas y le quitamos la parte verde y troceamos cada una, poniendo en la base de los vasos de presentación. Después vertemos la mousse por encima y metemos en el frigorífico hasta la hora de servir.

A veces pienso que no aporto nada nuevo con estas recetas tan sumamente fáciles, pero la verdad es que luego son las que más me comentáis que habéis hecho, así que mientras os gusten os seguiré poniendo este tipo de postres sencillos y sin ninguna complicación, pero a la vez con un resultado estupendo.

Lidia.

Desde finales de Septiembre hasta Febrero tengo la suerte de comer unas naranjas extraordinarias, y eso gracias a los siete árboles que tiene mi suegro. No he probado nunca, salvo una vez en Murcia, naranjas tan buenas como éstas, y el zumo de naranja que me tomo cada mañana es un bálsamo revitalizante del que sólo puedo presumir durante estos meses. Cuando se acaban ya no hay color, voy probando en muchos comercios, pero ningunas como éstas, totalmente ecológicas y salvajes, como digo yo, ya que todo lo que él cría en su pequeño huerto nace salvaje, sin ningún tipo de producto que interfiera en su normal crecimiento. Así que ahora voy a aprovechar las últimas naranjas para hacer alguna elaboración, como la mermelada que aún este año no la he hecho, o alguna cosilla de respostería, como este bizcocho.

Se trata de la receta del bizcocho de naranja que viene en el libro para la thermomix, pero adaptada al método tradicional, aunque la he tuneado, ya que he añadido en lugar de yogurt, el buttermilk que me ha sobrado de hacer el queso fresco. También le he puesto glasa por encima con sabor a naranja también. Así que se convierte en un rico bizcocho con un gran sabor a naranja. Nos queda un bizcocho húmedo delicioso. En lugar de poner la naranja entera he seguido el consejo de Joaquina, de La cocina de los inventos, de pelar la naranja, y echar la piel, y luego quitar la parte blanca de la naranja y añadir la naranja entera, con ello se evita que la parte blanca de la naranja amargue el bizcocho.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Lavamos la naranja y vamos pelando la piel, de forma que no se quede nada de la parte blanca adherida a ésta. Después quitamos la parte blanca de la naranja, desechamos y añadimos el resto de la naranja junto a la piel en un bol. Añadimos los huevos y el azúcar y batimos todo bien con la batidora, si es de vaso mejor. Después añadiremos el buttermilk o el yogurt y el aceite de oliva, entonces iremos batiendo con una batidora de varillas. Poco a poco iremos añadiendo la harina, la sal y la levadura, previamente tamizadas. Seguimos batiendo hasta obtener una mezcla homogénea.

Engrasamos un molde (yo he puesto spray desmoldante, y lo he puesto en un molde desmontable, pero queda precioso en un molde plum cake, más fácil de tener por casa), y vertemos la masa. Metemos en el horno precalentado a 180º durante al menos 45 minutos, o hasta que al pinchar con una brocheta ésta salga seca.

Después de ésto abrimos el horno y lo dejamos entreabierto unos cinco minutos. Sacamos el molde y lo dejamos sobre la rejilla de enfriar unos diez minutos. Entonces procedemos a desmoldar con cuidado y dejamos de nuevo sobre la rejilla para que termine de enfriarse. Mientras, prepararemos la glasa, con una batidora de varillas (o a mano también podéis hacerlo) semimontamos la clara de huevo y añadimos el zumo de media naranja, después vamos añadiendo el azúcar glass tamizado, poco a poco, hasta que la glasa adquiera una consistencia adecuada. Entonces volcaremos sobre el bizcocho, poniendo por encima las rodajas de naranja para adornar. Esperamos a que se seque completamente la glasa antes de servir.

Y ahora sólo nos queda disfrutar de este rico bizcocho durante el fin de semana. Así que pasadlo bien.

Lidia.

Quién la sigue la consigue, y eso me ha pasado a mi con este queso. Antes de Navidad intenté hacerlo y fracasé estrepitosamente, aunque no creo que me fallara la técnica, en ese caso fueron los ingredientes. Así que esta vez me lo he tomado con más calma, poniendo los ingredientes de la receta original, que es de Laurita, de Cocinax2, una malagueña experta en todo tipo de elaboraciones casera, ya sea pan, queso o pasta fresca. He visto varias recetas de queso fresco casero y todas me han seducido, pero ésta, por ingredientes, y también por técnica, creo que es la que está más al alcance de todos, ya que no hace falta tener nada raro en casa, sólo hay que comprar una gasa hidrófila de la farmacia que no llega a 1 euro. 

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Ponemos en una olla grande los dos litros de leche y calentamos, sin que llegue a hervir, añadimos el zumo de limón y los dos yogures y dejamos unos minutos más al fuego. Retiramos. Y entonces veremos como la leche va cortándose y separándose del suero.

Si veis que no se corta, no os preocupéis, pondremos de nuevo en el fuego unos minutos y volvemos a retirar. Ya debería de cortarse la leche, aunque a mi me pasó que aún no se me cortó y tuve que volver a ponerlo una segunda vez al fuego. Después de esta segunda vez ya sí que se cortó. Veréis como la leche cortada se va al fondo y arriba nos queda un líquido claro y amarillento (el suero de leche, que podemos utilizar en bollería y panadería, el famoso buttermilk). 

Ahora preparamos un bol grande y encima pondremos un colador grande, y dentro pondremos una gasa hidrófila, volcamos el contenido de la olla y veréis como queda mucho líquido aún arriba, así que dejaremos en el colador hasta que suelte el exceso de suero. Yo lo dejé una media hora así. Después le añadí sal, y es el único cambio que he hecho con respecto a la receta de Laurita, que no se si es muy ortodoxo o no, pero yo prefiero los quesos con sal. Cerré la gasa con la ayuda de una pinza y lo volví a poner en el colador (aunque retiré el suero del bol y lo guardé para próximas recetas), Después lo he prensado poniéndole peso encima y de esa guisa lo he metido todo en el frigorífico, toda la noche. El bol, el colador encima y el queso con su peso.

Por la mañana sacamos, abrimos la gasa y le damos la vuelta para ponerlo en el plato de servir. Laura sugiere también la posibilidad de meterlo en un molde o tarrina para queso, para ello después de soltar el exceso de suero habría que desmenuzar el queso e introducirlo en el tarro hasta el día siguiente. He intentado explicarlo lo mejor posible, pero puede ser que al no haber paso a paso en fotos os resulte un poco complicado, por ello os remito al blog de Laura, del que os he puesto el enlace arriba y allí podéis ver un fantástico paso a paso.

Lidia.

No se lo que me pasa últimamente con el hojaldre, ya que lo compro y siempre lo utilizo in extremis, como éste que me caducaba al día siguiente. No me apetecía preparar nada dulce con él, ya que todavía perduran los excesos de la Navidad, así que aprovechando que tenía congelados varios magrets de pato, saqué uno de ellos y preparé este plato. Lo acompañé con una salsa o confitura de frutas del bosque que compré congelados, y así, junto con una ensalada, preparé un estupendo almuerzo.

INGREDIENTES (con estas cantidades salen dos raciones grandecitas):

PREPARACIÓN:

Sellamos el magret de pato en la sartén, poniendo a fuego fuerte durante unos minutos, primero por la parte de la grasa, y luego le damos la vuelta y tendremos un minuto más. Extendemos la plancha de hojaldre y untamos el foie. Ponemos en el centro el magret de pato, y cerramos por uno de los extremos (doblamos los demás extremos para que se vea uniforme el hojaldre, y si nos quedan recortes haremos unos adornos con él).  Pintamos con huevo batido con la ayuda de un pincel de cocina. Introducimos en el horno precalentado a 200º durante unos 25 minutos.

Mientras, prepararemos la salsa de frutas del bosque, para ello pondremos a calentar las frutas del bosque con agua que las cubra durante unos quince minutos. Cuando estén blandas añadiremos el azúcar y dejaremos otros cinco o diez minutos hasta que adquiera una consistencia espesa.

Servimos, cortando el hojaldre en varias porciones y acompañamos de la salsa de frutas del bosque. Si nos queda algo de salsa o confitura la guardaremos en algún bote esterilizado y podemos tomarlo en las tostadas.

Se trata de una versión del solomillo Wellintong, pero cambiando el solomillo por el magret, ya veréis como os gusta.

Lidia.

No se si recordaréis, los que me seguís desde hace tiempo, que me entró la euforia "cupcakeril" tras mi viaje a Oxford del año pasado. Y después de hacer mis primeros cupcakes, cuyo resultado no fue el deseado, deseché la idea de volver a hacerlos en mucho tiempo. Pues bueno, viendo que ya se acerca una fecha tan señalada como San Valentín, y teniendo previsto preparar la tarta terciopelo rojo o Red velvet cake, me he decidido a preparar primero la versión cupcakes. He seguido la receta de Alma, de Objetivo: Cupcakes perfecto, que como el nombre de su blog indica, todos los cupcakes le salen perfectos, pero a mi no me han quedado ni mucho menos tan bonitos como a ella, aunque parte de la culpa la han tenido las cápsulas de corazoncitos que compré el otro día de los chinos, ya que se deforman con mucha facilidad, aunque nos hacen el apaño si no tenéis a mano ningunas bonitas. No tengo la famosa boquilla 1M de Wilton con la que se suelen hacer las decoraciones de los cupcakes, y he utilizado otra, lo he hecho lo mejor que he podido, teniendo en cuenta que no tengo mucha práctica, y aún así los veo bonitos, para no ser una experta en el tema.

El color de los cupcakes no ha sido el rojo deseado, yo creo que la culpa la ha tenido el haber echado más cacao del necesario, y me ha resultado imposible conseguir un rojo más intenso.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Precalentamos el horno a 170º. Tamizamos la harina, junto con la cucharada de cacao y reservamos. Batimos la mantequilla junto con el azúcar en un bol, y añadimos el huevo y el extracto de vainilla sin dejar de batir. Después añadimos la mitad de la mezcla de harina y cacao y el buttermilk. Seguimos mezclando, y después terminamos de añadir el resto de harina y cacao.

Cuando la mezcla esté homogénea añadimos el colorante rojo. Y después echamos el bicarbonato en un vaso y añadimos la cucharada de vinagre, cuando empiece a burbujear añadimos esta mezcla a la de cupcakes. Vamos poniendo la mezcla en las cápsulas que habremos introducido en flaneras individuales o moldes para muffins, hasta acabar con ella. Me han salido ocho cupcakes. Introducimos en el horno durante unos 20 minutos o a este que al pinchar con una brocheta ésta salga limpia (yo los he tenido media hora). Sacamos, dejamos cinco minutos en los moldes o flaneras y sacamos después para dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.

Cuando estén totalmente fríos prepararemos la crema. Para ello tamizamos el azúcar glass y mezclamos con la mantequilla hasta que esté integrado, después añadimos el queso hasta integrarlo, pero sin batirlo en exceso, para evitar que se caliente la crema. Introducimos en una manga pastelera y decoramos. Os voy a poner el enlace al vídeo en el que Alma explica como decorar un cupcakes.

Le he añadido unos besitos azucarados que compré on line en Enjuliana.

Bueno, poco a poco iré poniendo alguna idea más para San Valentín. Espero que os guste.

Lidia.

Esta semana he estado bastante liada, así que todas las recetas han sido muy fáciles, y ésta, después de la de ayer, se lleva la palma. Se trata de un postre que se prepara en diez minutos y además da muy buen resultado, y lo mejor de todo se prepara con leche evaporada (es la tercera receta que preparo con ella en diez días). De hecho la receta venía en la lata de leche evaporada Ideal, y no me pude resistir a prepararlo.  Más fácil imposible.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN:

Meteremos en el frigorífico un mínimo de 24 horas la leche evaporada para que este bien fría, si no lo hemos hecho antes podríamos meterlo en el congelador una hora. 

Batimos la leche evaporada con un batidor de varillas (si no lo tenéis eléctrico podéis utilizar uno manual). Cuando veáis que ha espesado añadiremos el zumo de limón y el azúcar y seguiremos batiendo, hasta que coja cuerpo, pero sin pasarnos.

Y ya habéis visto lo rápido, fácil, resultón que es esta mousse de limón, no es la auténtica, ya que no lleva claras de huevo ni nada, pero como podéis ver en las fotos, la textura no tiene nada que envidiarle.

Y de nuevo viernes, así que pasad un estupendo fin de semana. Nos vemos el lunes.

Lidia.