Vaya un asalto complicado el de este mes. No sabía qué coger de la cocina de Vivi, primero pensé en hacer horchata, pero no encontré chufa, después pensé que, a falta de horchata, podía hacer unos scones para acompañarlos con mantequilla y mermelada casera. De repente, me encontré con su kringle de sobrasada y miel, y el día del asalto llegué a su cocina sin nada decidido, hasta que me encontré con estos ricos bagels, que nunca había hecho, y que ya hace tiempo me apetecían. Mientras cometía el asalto los bagels no terminaban de convencerme, salieron de la cocción en agua hechos unos zorros, feísimos, y pensé que otro día tendría que volver para robar otra cosita de la cocina. Finalmente logré arreglar los bagels y aunque no quedaron muy perfectos de forma, estos panecillos típicos neoyorkinos salieron deliciosos. Los llevé a casa de mi madre para almorzar y volaron de un sólo asalto. Pensé que se iban a parecer, por su cocción, a los bretzel alemanes, pero la cobertura con sésamo los hace diferentes. No sabría decidirme por cuáles me gustan más sin los bretzel o los bagels.... Con estos bagels participo en el reto El Asalta Blogs de este mes.
Yo no se a vosotros, pero a mí, mi cuerpo me esta pidiendo a gritos una reestructuración de mis hábitos alimentarios. El verano está siendo intenso en todos los aspectos, y las comidas y cenas entre familiares y amigos están ocupando un lugar importante, pero debo confesar que ya no puedo más. Estoy deseosa deque todo se normalice y volver a comer en casa con regularidad, a poder planificar todas mis comidas con sensatez, y no a saltarme a la ligera todas las normas para llevar una alimentación sana y equilibrada. No quiere decir que en esas reuniones lo pasemos mal, más bien al contrario, pero el cuerpo es sabio y este ritmo no le va nada bien. Así que cuando me encuentro con recetas como la que os traigo hoy me siento en la necesidad de hacerlas. Esta sopa de melón me cautivó sólo al verla en una revista, pero al probarla todavía más. Es una sopa muy refrescante, que no lleva ningún añadido calórico, salvo un poco de aceite de oliva. Se acompaña de un poco de remolacha en tiras y de unas zanahorias ralladas, y además lleva un toque de tabasco, que, ya de antemano os digo, que se puede prescindir de él.
Esta semana mi cocina virtual se ha llenado de olores y sabores de otras tierras, al tajine del otro día con influencias moriscas, se une hoy un plato asiático. Hace unos meses os enseñaba aquel chop suey de carne, y hoy os traigo uno de gambas, que he acompañado de unos noodles para convertirlo en un plato único. Soy fan 100% de las gambas, yo creo que de niña las odiaba tanto que cuando me enseñé a comerlas dije que jamás las abandonaría....y así ha sido, cualquier plato que contenga gambas me gusta, en todas sus versiones. y éste no es para menos. Disfruto con estos platos basados en las cocinas asiáticas, aunque después le demos un toque nacional con nuestros aceites y productos de la tierra. Y tengo que decir que me he enamorado en casa de la cocina asiática, con mis elaboraciones, versionando recetas de libros o de revistas, como ha sido este caso. Espero que os guste.
Después de un parón no previsto de unas semanas sin publicar, vuelvo a publicar una receta. La verdad es que ya os comentaba al principio del verano que no me iba imponer ningún ritmo de publicación, sólo según tuviese ganas o no de hacerlo. A esto se ha añadido que he estado unos días fuera, por lo que los días han ido pasando y yo sin publicar. Esta receta la preparé hace ya algunas semanas para participar por primera vez en el reto del blog Cocineros del Mundo que organizan para la comunidad de Google + del mismo nombre. Este mes se proponían como ingredientes, en la categoría de salado el pollo y en la de dulces, las ciruelas. Mis ciruelas después de unos días sin ser preparadas pasaron a convertirse en mermelada, por lo que para esta primera participación sólo he podido hacerlo con la receta de pollo, y con ésta participo en el reto de agosto de Cocineros del Mundo de Google + en el apartado de salado. En realidad no se trata de un Tajine, puesto que no ha sido preparado en el recipiente del mismo nombre, pero por los ingredientes si que se parece a las recetas propias de la cocina marroquí. Para mi se trata de una receta de aprovechamiento, por lo que la fui improvisando sobre la marcha, y el resultado fue muy bueno, por lo menos a nosotros nos gustó mucho.
Desde mis primeros bollos suizos "apelmazados" ha llovido mucho. Aquella primera incursión en el mundo de la bollería fue el comienzo de una gran historia de amor con las masas. Al principio, cada vez que preparaba una de estas masas, me parecían extraordinario el resultado, si comparaba con cualquier bollo de bollería industrial o similar. Aunque con los años el nivel de exigencia con estas masas ha ido subiendo, y ya no me conformo con aquellos, ahora, salvo excepciones, de algunos bollos realizados con prisas, intento trabajar las masas al máximo, sin importarme las horas, para poder conseguir un resultado simplemente espectacular. Lo malo que es que siga exigiéndome mucho más, puesto que, sin ánimo de ser pretenciosa, estos rollitos de canela quedaron INMEJORABLES. En mis primeros comienzos del blog tengo una receta publicada de estos rollitos, quizás una receta ideal para principiantes en esto de las masas, pero después de probar éstos la diferencia es MAYÚSCULA. La receta la vi en el blog Delicias y Tentaciones, y es de Peter Reinhart, de su libro El aprendiz de Panadero. He amasado con la Kitchen Aid, en total más de 30 minutos de amasado, con varios descansos. En definitiva, yo creo que sólo por comerse un rollito de éstos vale la pena encender el horno un ratito, y por las horas de levado tampoco hay que asustarse, ya que no hay que estar encima de la masa, sólo controlarla.